Para este momento la mayoría ya habrán leído, visto y escuchado miles de chistes de gordos relacionadoos a ésta ley antiobesidad que vísperas de ratificación aquí en México. No me molestaré en mencionar ejemplos, debido a que soy sensible al tema por pertenercer a ese gran...gran...GRAN grupo demográfico. así que daré una pequeña reflexión del tema, relacionandolo como siempre con el 7mo arte, segunda causa de traseros bofos entre cinéfilos (la primera es estar viendo películas todo el día acompañado de sólo comida chatarra).
Por la información a la que me he acercado, ésta ley "jalará la correa" de quienes tomen acitudes comerciales que favorezcan la obesidad...¿O sea que arrestarán a todos los que cocinen/consuman grasas y azúcar en exceso?, ya me siento como Sylvester Stallone en DEMOLITION MAN, al encontrarse en una cuasi utopía dónde lo no sano es ilegal (sólo que yo no tengo una cara de embolia). El rubro donde se ha vertido más la cuchara (guiño de gordo) es en el de las coperativas escolares, que son tiendas de abarrotes dentro de las escuelas que por décadas se han caracterizado por vender en miles de presentaciones atractivas y sabores raros todo tipo de productos que pueden considerarse muchas cosas, pero comida no suele ser una de ellas. recordándome a prácticamente casi toda película que ha tenido escena de cafetería de escuela dónde la comida es digna de la porqueriza más hedionda.
Algo que me ha desconcertado, y que se mantiene como constante desde hace décadas es el apuntar TODA la culpa de éste problema a las empresas de comida (que no son santos, pero no nos apuntan con un arma para comer), y en cambio, la porción de culpabilidad que respecta a los nocivos ambientes familiares que propician a los jovenes a comer de más. Sea cual fuere la razón (violencia, negligencia, condición médica, etc).
Existen dos películas que tratan ambos lados de la moneda:
SUPER SIZE ME: Documental que dispara a la fama a su director y protagonista, Morgan Spurlock, quien, paralelamente a la muestra de los elementos que se valen las empresas de comida rápida para convencer al pñublico a que consuman, Spurlock enfrenta de primera mano las consecuencias a corto plazo de la comida rápida, al comer por un mes completo comida de cadenas rápidas. Verdaderamente hilarante y reveladora para aquellos que no pueden vivir sin comer una hamburguesa diaria.
Á mi pobre opinión, los gobiernos deberían dejar de poner obstáculos en lo que nos gusta y comenzar a implementar filosofías más sanas desde el comienzo de nuestra educación, y no detenerla nunca; cada campaña anti obesidad que inicia y termina es como disparárle a LA MANCHA VORÁZ, sólo disparos a lo loco y ninguna solución útil.
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